miércoles, 17 de agosto de 2011

Sergio De Matteo: Estar fuera de casa.

Sergio De Matteo



















“Horse power”

Tras el linde de la ventana
—ante mis ojos
ante esta imaginación
todavía retenida
en los reductos del sueño—
el crepúsculo diseña
la intensa lumbre del día

vide pasar los pájaros
altos altaneros ruidosos
por el cielo de otoño
y todo estaba tan triste
en el mes más cruel del año
donde se licuan las raíces
las flores renuncian a sus encantos
vide pasar esos pájaros
y estaban muy lejanos
para tomarlos en la mano

así ha de ser cada una de estas palabras
sopesadas en el habla
de mi madre de mi padre
en la historia diaria y pasada
y en la que está por venir
a sucederme
a mí
el iluso que escribe sin cesar
queriendo trascenderse en el discurso
en signos inequívocos rotulados
metaforeando pareceres y padeceres
de la carne del cuerpo del objeto
sudando instantes
ante el papel en blanco y el canon
y el corpus
tañendo un lenguaje que enciende la lengua
al convocar el único nombre posible:
poesía

quebradas astillas que me sostienen
cuando todo desbarranca
la palabra misma es mi propia gangrena
irreductible e irrenunciable
a pesar de que el silencio
es un templo de dignos y vivos pilares
el ego no se permite solaz
prefiere la batalla desgastante
de los símbolos propios y ajenos
circunstancias del ir y del venir
pero siempre resulta más artera
la palabra del otro
visión completa
que quema y religa las entrañas
dándonos vueltas y giros y retruécanos
en la lengua natal de nosotros
y los venidos de más distanciados lugares
recreados en versiones traducidas
se incorporan y estallan como cohetes de fiesta
en la rótula de la memoria
dependencia estimulante de las influencias
¿cómo no gozar hasta el hartazgo
un rimbaud un rilke una dickinson un kerouac
un blake un poe un eliot un dante una woolf
y tanto tantísimos/mas más?
—oh, placer del texto, dadá barthes—



“Free on rail”

El mojón, la estatua y el nombre
fundamentan los límites de un sueño,
ahí el instante en que se abandona el aura
para fundar percepciones de objetos reales.
La hora impone su dominio, su orden. Y de pronto
las mercancías cobran nuevo valor,
preciado valor en la lucha diaria
del hormiguero de gentes.

Feliz, entonces, el alejado de los negocios
que no cede a la usura del vasallaje.
Ha pasado la época de los césares
y de sus tropas que caían como aves de rapiña
arrasando con posesiones y mujeres,
o acaso ahora es tan sutil la conquista
que somos estafados sin darnos cuenta?
Mucho más peligroso es el veneno interno
la víscera comida por el propio hermano;
allende los salvajes el matadero la mazorca
más acá la dolida llaga de la vida puerca,
la ciudad abstraída corrupta cosmopolita,
la sangre del ojo flagelado al intentar mirar…

[Mirada extasiada con la novedad,
pensador interpretando las costumbres
de un territorio desconocido,
monóculo dorado tras el humo de la pipa
de un hombre sentado en una silla de madera,
una copa de licor lugareño, y
los aromas cautivantes, hechiceros,
dándole vida al griterío anónimo.
Croquis y notas en silencio.]

Casi noche, la estación del pueblo
está desbordada como es costumbre,
y los parientes y los trabajadores
apuran su paso por el andén.
La locomotora ha pitado tres veces
anunciando su pronta partida,
manos y pañuelos alzados en aleluya
con algunas lágrimas y sonrisas
enmarcan la postal del viaje.
Los rieles se tensan y vibran
al unísono de la carrera de la máquina,
la luz abre las sombras ahuyentando
a todos los animales del vecindario.
Se alejan las mercancías, las montas,
las insistentes voces de los intermediarios;
las instantáneas del flâneur hacia la metrópolis.

La soledad de todo viajero
es el alto precio de la aventura.


“Free along side”

El pueblo ya es un punto diminuto
perdiéndose en el horizonte
—acaso en el infinito
acaso en el crepúsculo extinguido—
una lluvia oblicua de tiempo
y términos ocultan un rostro
la marchita sangre de una estirpe
heredada y malediciente
pero insiste el viento en medio de la tormenta
con sus años y jornadas de sol de polvo
trayendo retazos de memoria
fotos amarillentas descoloridas
aquellas imágenes de la fundación
historias de nunca acabarse
leyendas y fábulas de aparecidos
tergiversadas en la palabra
del que se desarraiga

el tren trepida en línea recta
por la llanura rala
huyendo de la melancólica
postal de pueblos estaqueados
en el espacio junto a esa corriente
que arrastra multitudinarias raleas
en su anagrama perenne

resuenan pasos
viniendo de más allá del pasado
los mismos pasos
que regresan en cada estación otoñal
a los andenes vacíos
caducos
porque la vida está en otra parte
en las callejuelas del sosiego
en las oportunidades del puerto grande

el viajero arroja por la ventanilla
la maleta de cartón
tan pesada como un siglo
con la prosapia de familias inclaudicables
siendo mutiladas por las feroces ruedas
del convoy rumbo hacia el muelle
que va a cierto triunfo a cierta gloria
ahora libre de sellos de títulos
rematando los últimos valores
en el agente de cambio
para comprar una habitación
alta e higienizada
en la más bella cuadra
de la ciudad
ahora es un rumor en la soledad
es toda su luz de las ascuas renacidas


“Free on board”

Aquestas costas has venido
pequeño Príamo
—el rescatado, el comprado
mediante rescate—
a olvidar la sangre de tus queridos
la violencia de las espadas

has llegado aquestas costas
en la noche desfondada y silenciosa
en una barca ligera
con tu bolsa casi vacía
las manos callosas de tanto pulir recuerdos

atrás muy atrás de esta jornada
permanece la figura del padre
la sonrisa dulce de la madre
el generoso ruego de la hermana
resplandecientes como el oro
entre la ingratitud de los invasores

fuertes brazos atenazan
los pulsos del corazón
arrebatado por la muerte
un hilo sujeta las heridas
los odios las maldiciones

aquestas costas menos duras
te reciben auspiciosas Príamo
pájaro sin límite en el cielo enduelado

has pagado el oneroso óbolo
al que te conduce al descanso
en la barca ligera
las estrellas se reflejan
en esa moneda sostenida por la boca
destino de mercancía Príamo
el liberado por un deseo
el descastado por la simetría
común a todos los hombres

ahora viajas tranquilo
aquestas costas sin linaje
la mano trémula Príamo
busca la avenencia de la luz final


de Estar fuera de casa (inédito)


Sergio De Matteo ( Santa Rosa, La Pampa, 1969. Ha conducido los programas radiales “En busca del tiempo perdido” (1992), “Música de cañerías” (1996), “Somos lo que buscamos (2007/8), “Espacio Fahrenheit” (2009), “El Estado de las Cosas” (2007, hasta la actualidad). Ha publicado las plaquetas Soles violentos (1995); Absurdo / Absoluto (1996); y los libros Ozono (1997); Criatura de mediación (2005); El prójimo: pieza maestra de mi universo (FEP, 2006).
Miembro fundador del colectivo artístico “Patria de arena” y del “Grupo de la neurona poseída”. Editor de la revista Che, Artes y Culturas en Abya Yala, rebautizada Museo Salvaje (2001). Ha organizado medio centenar de eventos culturales con conferencistas y poetas argentinos y extranjeros. Integra junto a Caros Juárez Aldazábal el sello colectivo El Suri Porfiado Ediciones. Colabora con investigaciones y artículos en diarios, revistas y sitios web del país y extranjeros.