viernes, 30 de noviembre de 2012

Ricardo Zelarayán: Pioja y Gota.



Ricardo Zelarayán (1922-2010)















 



Pioja

Rezongado rezongo de palabra renga. Pelo y barro.

La horca... limpita. La horquilla puñalea seis veces por vez.
Puñaladas finas, bien clavadoras...¡Y a la puña!

Arado entiera y desentierra. Peine grueso y fino, suave y
 liendre, piojo nomás. No saltona pulga. Roña y sangre. La
piedra aguanta, aguantaraz.

Madera, ¡já! Madera y avispas clavadoras. Una siesta basta.
¿Seguro? La carne sin revés se las arregla. Cae una gota loca.
Dos, tres... A la baba nomás mientras el río corra.

Los huesos mentirosos se desencajan. Cris, cras... Pura agua
colonia. Pelo, pelambre, pelambruna. ¿Dónde hervir el huesito
salvador?

Puta, puta calandria. Avispa del chajá. Mancha que se borra al
despertar. Cae el pelo, uña caída, cherubichá.

Al chajá montero lagunas le sobran. Al diente por diente las
lomitas. Orilla amarilla y negra. Nunca bien te veo.

Vidrio, pelo, vidrio en los ojos, polvareda.

Filo contrafilo y punta. Coleteando en la atmósfera. Ladridos.
Burro. Burro empacado. Burro lengua ´e sal. Sapo bronceado bronce.

Sopa alharaca. Tuna. Liendre lisita. No hay peine pal pelo
que arde nomás. Huracaneados vamos, aplanados todos.
¡A la que vuelva y no vuelve! Polvo empiojado.

La miel de los pelos arde. El sapo se revuelve. Dientes no se
animan. La horquilla se queda guacha.

El galope saltea el diente que falta. Cigarro que se apaga al sol, el
agua mansa sabe que va al muere, pero se olvida.

Al fin se apagan las miradas. Viudas o brujas seguirán
mirando. El que afloja de mirar es diente suelto. la piedra es
piedra. ¡Y adelante!

Fuego que pasa de largo también se olvida. Rata nomás, rata
y sorda. Memoria. Hasta el cuchillo lagrimea. A la
larga afloja.

Orillas no son labios. Siempre se apartan.
Y a la última sombra se la comen los cuervos por arriba y
 los piojos por abajo. ¿Se acabó la negrura? Puro cuento.


Gota

Se viene... Hasta que el balazo se cansa, mas manso que una
gota.

Mano mansita, mosca aplastada. La mula mansa escupe jinetes
y el vuelo fracasa, nariz en tierra.

Se viene cabeceando de arriba sin costado. Piedra costra
cosedora no aguanta. El pato si no se acuesta patea
miel hasta que lo despierta el viento.

Se viene sin costa. A la reventada llaman.

Se viene hasta que la llama se apaga. De mientras, cuerpea.
Suspiro humea, huracaneado.

Sapo, sapón, reniega. Pero se viene, y al vuelo se arman puños
de hormigas.

Espina, balazo, todo es cuestión de tiempo, incansable campanita
sorda, gorda. Y flaco escopetón. Mierda. Y a la que sigue
que es la que se viene.

Se viene con o sin ruido, humo o viento, sapo desdentado.
Llovido o sudada gota, se viene filo sin lomo.
Se viene la gota al derecho y al revés de todos los reveses
de la dichosa gota.

Se viene el aplaste. De lo goteado espeso al filo.

Se viene con amanecer cambiado, aunque no se note mucho. Un día
nacido para ser olvidado, se viene suelto, entreverado,
disimulado entre las mulas tontas de la pendiente apenas
soleada.

Se viene para irse para siempre o como siempre. Pero esta vez
el tranco es corto para el despegue. Ceniza es cuero.
La tierra se cuartea sin humo.

Se viene desparejo entre tranco y tranco. Tiro al aire.
Y otra vez al balazo se muere nomás, buscando quien lo olfatee.

Madera y hueso arden, hojas aparte. Soplar lo seco,  quemarropa.
Se viene nomás, garrotes sin arder, sin rodillas, enteritos.
Y las tinieblas, oscuras borregas, buscan el sol que las
muerda.

Muerde mierda. Cruz ladeada al galope. El día se escapa,
la trompa arenosa.

Se viene la piedra dura, mientras todo vuela y lo que es lo
mismo, lo que se secó se aguanta hasta que le dé el cuero.


Ricardo Zelarayan (Paraná, Entre Ríos, 1922- Buenos Aires, 2010) Poetas, traductor, periodista. En su juventud se radicó definitivamente en Buenos Aires. Ha publicado: La obsesión del espacio (poesía, 1973, reeditado en 1997), Traveseando (cuentos, 1984), La piel de caballo (novela, 1986, reeditada en 1999), Roña criolla (poesía, 1991) y  Ahora o Nunca  (2009)  En la década de los 70 integró el comité de redacción de la revista Literal.